Saturday, November 8, 2014

Sobre el poliamor

POLIAMOR:
Consiste en tener varias relaciones afectivas y/o sexuales al mismo tiempo, con el pleno conocimiento y consentimiento de todas las personas implicadas. Tener varias relaciones no se limita a uno de los géneros, ni a una sola persona dentro de la relación; puede tener dos amantes estables que no estén con nadie más, o tres amantes que a su vez tengan otres amantes, o dos amantes como relación principal y otro como relación secundaria,  o estar en un trío en el que cada persona sea a su vez amante de todos los demás y tener a la vez relaciones esporádicas. 

Se puede vivir con una o varias personas, en la misma casa, o en casas separadas. Sea cual sea la estructura, lo importante es que funcione y que sea acordada por todas las partes implicadas con sinceridad y respeto.
Para que funcione se debe haber eliminado todo prejuicio de moral impuesta, tener mucha conciencia, honestidad y sobre todo comunicación. La honestidad y la confianza son lo más importante a la hora de llevar a cabo el sexo seguro, por eso es necesario acordar con tu/s pareja/s todos los detalles de relaciones sexuales, procurando además hacerse pruebas de enfermedades de transmisión sexual (VIH, sífilis, gonorrea) con frecuencia. 

El amor exclusivo, por definición, no es amor.  Al igual que puedes amar a muchos amigos a la vez o a todos tus hijos o a tus hermanos y hermanas, el amor sentimental puede expresarse en varias personas a la vez.

EN LA SOCIEDAD:
En la actual sociedad en la que vivimos, se impone la monogamia, que es considerada por muchos la única opción viable e incluso la única opción ética, sobre todo en las denominadas "familias normativas" compuestas por hombre-mujer. Muy lejos de la realidad; una de las ventajas del poliamor es que se participa por igual y con los mismos derechos independientemente de su género.

Como personas, tenemos la capacidad de amar de varias formas en nuestras vidas. Pensando en todas las personas que se pueden amar . El amor en la actualidad, es realmente, cuanto más nos abrimos  somos mas conscientes de la capacidad de amar más y de varias formas distintas. Es siempre una cuestión de estar abierto a nuevas ideas y experiencias y la posibilidad de que hay una forma mejor que lo  "probado y verdadero" como los métodos pasados de generación en generación. Especialmente con los tiempos cambiantes en forma tan drástica en tan sólo unas décadas con el movimiento de la igualdad de derechos, la explosión de las computadoras y la tecnología sólo para un ejemplo rápido. Muchas personas no se dan cuenta de que muchas de estas personas que han vivido y han estado juntos por años y años, no eran realmente felices, pero no podían hacer nada, salvo soportar la idea de perder a la persona que ha se ha estado por tanto tiempo. Es un ajuste enorme y mucha gente no puede soportarlo. Es difícil renunciar a una forma de vida a la que has estado ligado por un largo período de tiempo y abrirte a otra. Hay un gran potencial para el dolor cuando abrazamos a varias personas al mismo tiempo, puesto que nos desligamos de toda imposición social, arraigada durante siglos. Se necesita ser una persona fuerte para ver eso y continuar de todos modos, si saben que pueden conseguir más allá que el dolor. 

DIVERSIDAD DE CONCEPTOS;
 


•  Anarquía relacional: Interacción de todas las personas implicadas en base a sus sentimientos, sin necesidad de clasificar o calificar el tipo de relación.






TIPOS DE RELACIÓN: 
•  Relaciones jerárquicas: En este tipo de poliamor hay una distinción por orden de importancia. Se tiene una relación que es considerada la “primaria”, y de ahí se desglosan las demás, habiendo relaciones “secundarias”.

•  Poligamia: Es cuando la persona se casa con más de una persona, y cualquier miembro de la pareja puede estar casado o no con otras personas también.

•  Relación grupal: Se considera que todos los miembros están igualmente asociados unos entre otros, todos tienen la misma importancia y valor dentro de la relación.

•  Relaciones mono-poliamorosas: En este caso un integrante de la pareja es una persona monógama, pero acepta que el otro tenga relaciones externas, sean emocionales o sexuales con una o varias personas. 

•  Relación abierta: Las reglas para estos son que algún o ambos integrantes de la pareja es libre de tener relaciones sexuales; algunas relaciones y parejas se permiten tener sexo fuera de la relación primaria, pero no amor o romance; este tipo de relaciones son relaciones abiertas, pero no entran en la definición o de lo que se conoce como poliamor. 


La regla de oro de las personas poliamorosas es que no hay reglas; cada individuo, pareja, trío, etc. puede definir, proponer y establecer sus propios acuerdos y reglas. El ser humano no puede encontrar todo lo que busca y no puede sentirse completamente feliz con una sola persona, por eso es necesario encontrar la satisfacción y las necesidades en varias personas, y no ven nada de malo en llevar sus relaciones de la manera que mejor les parezca. Se debe hacer énfasis en que se necesita de una gran madurez emocional para lograr vivir en el poliamor, ya que cultural y socialmente no estamos educados ni acostumbrados a esa percepción ante la relación de pareja, ni ante el amor.
*Si alguna persona pudiese sentirse ofendida por mis palabra, le pido perdon. Con esto no desprecio a ninguna persona por el tipo de relacion (monogama, poliamorosa) que lleve si lo ha escogido libremente.*
-Pavlichenko-

Friday, October 31, 2014

"Como datos de interés, destacar de mi agresor su activa lucha comunista y en grupos de izquierdas"

Hoy traemos una experiencia de violencia de género, una situación que ocurrió teniendo ella 15 años, dos años atrás, y que todavía hoy recuerda con temor. 

Sufriste una experiencia de violencia de género, ¿durante cuánto tiempo la sufriste y cómo podrías presentarnos a tu agresor? (edad, características físicas o datos de interés…)
La sufrí sólo durante seis meses, poco tiempo para lo que podría haber sido. Mi agresor tenía 15 años cuando pasó, iba a pasar a cuarto de ESO. Como datos de interés destacar su activa lucha comunista y en grupos de izquierdas.

¿Cómo y cuándo lo conociste? ¿Qué edad teníais y cuánto tiempo hace de lo ocurrido?
Lo conocí cuando él tenía 14 y yo 15, nos presentaron porque era amigo de un chico con el que me juntaba. Unos meses después, empezamos a salir.
De lo ocurrido hace dos años, más o menos.

¿Cómo comenzó la violencia? ¿Empezó desde el primer momento?
La violencia de género empezó desde el primer momento que le dije que me gustaba. Primero con una actitud chulesca que daba a entender su superioridad frente a mí, a las pocas semanas de empezar la relación empezaron las descalificaciones, los insultos: el maltrato psicológico.

Durante la etapa en la que fuiste maltratada, ¿eras consciente de ese maltrato?
No. Mis amigas me decían que lo dejase y que merecía algo mejor, pero no llegaba a entender su opinión.

¿Pediste ayuda durante la relación? ¿Alguien se dio cuenta de lo que estabas sufriendo?
No pedí ayuda nunca porque no era consciente de ello; pensaba que si me decía que no hiciera algo, era por mi bien.
Sí, como he dicho anteriormente, algunas de mis amigas me aconsejaban dejarlo y luego a mi madre no le gustaba nada la relación.

¿Cuáles fueron las formas de maltrato que sufriste por parte de tu agresor? ¿Hubo maltrato físico?
La mayor parte fue maltrato psicológico (insultos, descalificaciones, prohibiciones...). Hubo más de un forcejeo a lo largo de la relación.

¿Podrías contarnos alguno de los episodios de violencia que recuerdes?
Recuerdo numerosos episodios de violencia. De violencia psicológica recuerdo numerosas conversaciones en las cuales me prohibía comer para no engordar, también recuerdo que no me dejaba probarme cierto tipo de ropa cuando íbamos a tiendas.
Me marcó mucho un episodio en el cual se cabreó conmigo durante días porque salí con mis amigas y sin él. Siempre tenía que estar él presente cuando salía a la calle con alguien que no fuesen mis padres.
El último momento que recuerdo de violencia fue un intento de violación en su casa, durante el forcejeo me levantó la mano en diversas ocasiones.

¿Te forzó a tener relaciones sexuales en algún momento (por lo que también serías víctima de violación)? ¿Qué importancia tenía el sexo en la pareja?
Como he dicho anteriormente, intentó forzarme. Recuerdo el día perfectamente:
Fiestas en nuestra ciudad, yo quería salir pero como su casa estaba sola me obligó a ir. Él había comprado condones y tenía total intención de usarlos. Una vez allí y a pesar de mis continuas negaciones y llantos, nos desnudó a ambos totalmente. Recuerdo estar contra la pared y él a poquísimos centrimetos haciéndose una paja, diciéndome lo estrecha y mal novia que era por que iba provocándole y luego decía que no. Cuando paró de insistir (tras casi una hora de forcejos, tocamientos e insultos), me pidió que se la chupara, me negué y me la metió en la boca a la fuerza. Sentía como me ahogaba, fue horrible. Para terminar, se corrió encima de mi abdomen a pesar de que le pedí que no casi a gritos, pero eso no iba a terminar ahí:
“Mira como te he dejado, ahora te metes en la ducha conmigo y no me digas que no”.
No podía decirle que no, tenía miedo. En la ducha, me volvió a obligar a chupársela aunque yo me había vuelto a negar.
El sexo tenía muchísima importancia para él, siempre que su casa estaba sola había que ir y hacer lo que se le antojase (bajo mi voluntad o no).

¿Había algo que te prohibía o te obligaba a hacer durante la relación?
Al principio no, pero conforme avanzaba la relación sí casi todos los momentos de liarnos, tocamientos, etc. eran obligados porque tenía miedo.
Prohibirme directamente no, prohibirme con chantaje psicológico muchísimas cosas:
“No comas tanto que vas a engordar y no me vas a gustar”.
“No salgas sola con tus amigas porque vas a ligar y no quiero que me dejes por otro”.
“Si no vas a hacer nada que tengas que ocultarme, ¿por qué no puedo irme con tus amigas y contigo?”
Compartíamos, en parte, ideologías políticas pero yo no podía opinar sobre ello. Su opinión era mejor por el simple hecho de ser suya. “Sólo dices tonterías, cállate”.

¿Llegó a aislarte de tus amistades?
Intentó hacerlo y consiguió que algunas personas dejaran de hablarme puesto que lo poco que salía con ellos, él se venía. Para algunas personas pasé a ser la novia de.

¿Te hizo sentir en alguna ocasión que estabas perdiendo tu identidad como persona? ¿Cómo te sentiste al respecto y qué formas utilizaba para conseguirlo?
Sí. Mi música era una mierda, mi opinión era una mierda, lo que escribía era una mierda, lo que leía era una mierda, la ropa que me gustaba era una mierda. Lo bueno es lo que le gustaba a él y yo tenía que ser como él.
Me sentí muy confundida, no entendí durante todo ese tiempo qué hacía mal. Utilizaba las menospreciaciones hacia todo lo mío, los insultos...

¿Cómo conseguiste poner fin a la relación? Después de terminar ¿él siguió con actitud de acoso o pudo respetar tu decisión?
Le puse fin cuando le conté todo a un amigo que no sabía nada y me hizo ver que eso no era un novio, que no me quería, que no era una relación sana. También por las promesas que hacía y no cumplía.
Después de terminar siguió con su actitud de acoso, me pasaba fotos de cortes en las muñecas con la forma de mis iniciales. Ahora mismo, dos años después, me lo he cruzado por la calle y me ha vuelto a decir que no coma tanto. No ha dejado de ser mi acosador aunque lo vea cinco minutos cada cuatro meses.

¿Cuándo fuiste consciente de que habías sido víctima de violencia de género? ¿Cómo te sentiste al darte cuenta?
Fui consciente de que había sido víctima de violencia de género al mismo tiempo que fui consciente de qué era el feminismo. Me sentí muy idiota y engañada por la sociedad. No soy yo la única que ha estado durante muchísimo tiempo pensando que era la peor mierda del mundo por no saber complacerlo.

Por último, ¿qué le dirías a alguien que está pasando o haya pasado por una situación similar?
Que pida ayuda y que no intente frenarlo, que corte de raíz. También que sea valiente, que tiene un montón de gente detrás apoyándole y que le va a creer.

Desde MandaMorada queremos enviar todo nuestro apoyo a las que habéis pasado por una situación parecida. Y deciros que una situación tan horrible no tiene por qué condicionar vuestra vida. No estáis solas y con el apoyo mutuo, conseguiremos visibilizarlo y acabar con casos así. Gracias por ser tan valientes, ¡estamos con vosotras!

Saturday, October 18, 2014

Lobas



Ya te diriges a casa. La noche parece tranquila, las calles casi están deshabitadas de transeúntes. Mientras caminas, te distraes mirando las notificaciones de tu móvil.

Entonces pasas por delante de un grupo de chicos que charlan sentados en un portal. Ellos se quedan callados cuando te acercas, te observan y en sus miradas penetrantes percibes algo de peligro. Escuchas decir “¿A dónde vas tan sola, guapa?” Caminas más rápido y con algo de inquietud, y junto a tus pasos escuchas ahora otros. Hay risas y comentarios obscenos sobre tu cuerpo. “Párate, ya verás que bien lo pasamos”. Estás muy nerviosa, te tropiezas con algunas personas en tu camino, pero parece ser que nadie percibe tu intranquilidad.

Eres una presa que huye indefensa de una manada de lobos que quieren divertirse contigo. Uno de ellos se acerca a ti y te agarra por el hombro. Te detiene en seco. Ellos te rodean y tú miras al suelo. “¿Cómo te llamas preciosa?”, pregunta uno. “¿No me quieres contestar? Déjame ver si tienes lengua…” Y se ríen.

Tragas saliva. La rabia que estabas reprimiendo en tu estómago está desatándose ferozmente. Alzas la mirada con ira, te hierve la sangre. “NI SE TE OCURRA TOCARME”, gritas. Ellos se sorprenden por un momento, pero vuelven a emitir sonoras carcajadas. Uno acerca su mano a tu pelo, pidiendo que te calmes. Tú respondes con un acertado rodillazo en sus genitales. El miedo se ha convertido en una fuerza descomunal. Sin tiempo a que puedan reaccionar, le propinas un puñetazo a otro en su mandíbula y un empujón al tercero. “NO SOY VUESTRO JUGUETE”, te oyes gritar de nuevo, casi sin reconocerte.

Otra mujer que también se dirigía a su casa contempla la escena desde la otra acera y cruza apresuradamente con la intención de apoyarte. Una vecina ha salido de su casa en camisón y bien armada con una raqueta de tenis, al grito de “¡LÁRGENSE DE AQUÍ, ACOSADORES!”. Ahora los lobos ya no muestran una actitud tan chulesca y agresiva, y dudando un poco, huyen con paso rápido, quejándose de sus heridas.

ALGÚN DÍA LO PENSARÉIS ANTES DE ACOSARNOS, INSULTARNOS, AGREDIRNOS Y/O VIOLARNOS. NO SOMOS PRESAS, SOMOS LOBAS FURIOSAS. Y ESTAMOS DISPUESTAS A MORDER A QUIENES PRETENDAN CAZARNOS.

Esta historia está dirigida a todas las víctimas, las que siguen vivas y las que fueron asesinadas, del acoso callejero y de la violencia machista. ¡SOMOS MANADA!

Dani Curbelo @Danmarcur

Sunday, October 5, 2014

La imposición y la socialización del género



Cada persona debe elegir libremente el género al que pertenece según los momentos y etapas de la vida.

Aunque muchos crean que el hombre y la mujer son una expresión natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y del pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo. Partiendo de ese supuesto, es necesario emprender un proceso de-construcción que consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas e intentar mostrar que lo claro y evidente dista de serlo. El género es la institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la mujer. Es importante también no utilizar términos "género-específicos" sino palabras "género-neutrales", para que no haya diferencias de conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la familia. El uso del lenguaje ha creado un amplio debate conflictivo, a día de hoy el uso de la "x" o la "e" como alternativas neutrales, es indispensable para que haya un tratamiento justo y ausencia de discriminación.

En esta sociedad la división estricta del trabajo por sexos es un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas. Se contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual y a asegurar la reproducción biológica. El ser humano nace sexualmente neutral y luego es socializado como hombre o mujer. Por eso es tremendamente imprescindible educar a las personas durante su infancia sin juguetes o tareas "sexo-específicas" y sin "estereotipos". Es estrictamente necesario hacer una de-construcción completa; libre de imposiociones sociales de la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, somos de sexualidad polimórfica por naturaleza.



LA IMPOSICIÓN DEL GÉNERO:

Los estereotipos persisten porque son transmitidos en el proceso de socialización: Durante la socialización en la educación primaria, en la que el/la infante, a través de la familia, observa
como el padre desempeña unos determinados roles mientras que a la madre le corresponden
otros, al mismo tiempo que poco a poco se va incorporando a un grupo de referencia u otro según sea el género que se le ha asignado al nacer, construyendo así su propia identidad. Esta socialización inicial es continuada por la escuela (socialización secundaria), consolidándose las diferencias en socialización de hombres y mujeres que a su vez contribuyen al mantenimiento de los estereotipos de género.

La pertenencia a una u otra categoría sexual va a determinar distintas realidades sociales en la interacción con otras personas así como diferencias en la identidad de los individuos, lo cual condicionará su comportamiento futuro, es decir, las futuras elecciones como: carrera, aficiones, etc. Y por supuesto el desempeño profesional posterior, porque la mujer asumirá funciones familiares de mantenimiento del hogar, cuidado de los hijos y personas mayores, tareas que tendrá que compatibilizar con su trabajo. De ahí que, si persisten estas diferencias es porque mujeres y hombres interiorizan de forma automática su propio estereotipo.

Los estereotipos (creencias generalizadas sobre los atributos que caracterizan a un determinado grupo social) sobre los géneros se han ido formando en épocas anteriores y son transmitidos a
través del proceso de socialización, sin que hubiese apenas modificaciones a lo largo de este período con cambios estructurales tan profundos; es decir, la situación social ha cambiado pero no lo ha
hecho el estereotipo correspondiente al hombre y a la mujer y seguimos manteniendo los
estereotipos correspondientes a la sociedad decimonónica, por tanto han quedado obsoletos, en
cuanto no cumplen la función de éstos, que es permitir adaptarnos mejor a la realidad en cuanto
representan las características fundamentales de un grupo.

El género es un constructo que hace referencia a las características psicosociales (rasgos, roles, motivaciones y conductas) asignados diferencialmente a hombres y mujeres dentro de cada cultura. El estereotipo de género está fuertemente arraigado a las creencias culturales compartidas sobre las
características psicosociales que se consideran prototípicas.

LA SOCIALIZACIÓN DEL GÉNERO:

La socialización de género es el proceso mediante el cual se aprende qué tipo de comportamientos (valores, intereses, emociones y cualidades psicológicas) son consideradas socialmente adecuadas para hombres y cuáles para mujeres. Estos procesos dependen de normas que se aplican desde cada contexto social. Una socialización diferencial en función del sexo explica, diferencias de género en intereses o expresión de emociones. Los estereotipos de Género se adquieren a través de procesos de aprendizaje en los que intervienen además de factores culturales comunes a la sociedad donde vivimos (como los medios de comunicación, entre otros) o los más cercarnos; familia, escuela, amigos...


SEXISMO SOCIAL Y FAMILIA:

Las creencias sobre los roles (a menudo sexistas), que se consideran adecuados para hombres y para mujeres, así como las creencias acerca de las relaciones que los miembros de ambos sexos deben mantener entre sí, de modo que se perpetúe la situación de subordinación y la subyugación de las mujeres. Los propios roles son impuestos por la sociedad a la hora de la concepción de la familia; generalmente monógama (aunque ahora mucho menos extendida) debido a la moral judeocristiana impuesta, pareja (matrimonio, relación civil...) hombre-mujer. Punto en el que nuevamente habría que hacer una de-construcción, pues la familia tal y como se conoce no tiene por qué ser así, se trata de desprenderse de todo aquello cuanto se nos ha impuesto, abriendo la mente a otros tipos de relación.


DE-CONSTRUCCIÓN: 

Es denunciar las ideas, el lenguaje hegemónico y renunciar a todo tipo de imposición derivada de la sociedad.





Judith Butler:
“El género es una construcción cultural; por consiguiente, no es el resultado causal del sexo, ni tan aparentemente fijo como el sexo… Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras.En consecuencia varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino”.



Shulamith Firestone:
"Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella".


Mis más sinceras disculpas si algunes compañeres pudiesen sentirse ofendides por este articulo, no es mi intención en ningún momento.
Pavlichenko

Monday, September 22, 2014

Comunicado sobre NietxsDeBeauvoir, nuestra desvinculación con el grupo y nuevas propuestas

Desde ManadaMorada queremos decir, en primer lugar, el buen recibimiento que hemos tenido en NietxsDeBeauvoir y la recomendación que seguimos otorgándoles por el momento debido a su gran pretensión de esfuerzo para poder conseguir un blog que recoja diversas ideas y la participación a la difusión del feminismo que, por supuesto, siempre agradeceremos.

No obstante, las componentes de MM hemos decidido no seguir dentro por diferencias con otros componentes del mismo (quizá debido a una mala concepción del feminismo que esperamos que cambie) y por supuesto, admiramos a muchas de las compañeras que están en él y tienen mucha ilusión por el proyecto.

Nuestro trabajo seguirá en nuestro blog y seguimos agradeciendo vuestra gran acogida. Es un proyecto en el que estamos muy ilusionadas y esperamos seguir recibiendo vuestras historias (mail: necesitofeminismo@gmail.com o por MD).

Además, querríamos avisar de muchos proyectos que tenemos en mente en los que agradeceríamos la adhesión de otras personas que quisieran participar (de la misma manera, se pueden poner en contacto por nuestro mail o por MD). Nuestra concepción del mismo sería la visibilización de colectivos oprimidos dentro del patriarcado desde el punto de vista de un feminismo interseccional y una estructura organizativa horizontal de nuestros proyectos, por lo que aceptamos a cualquier persona que esté sufriendo en este momento un trato discriminatorio debido al sistema patriarcal.

Lo dicho, muchas gracias por la difusión que ha tenido tanto nuestro proyecto como el de nuestros/as compañeros/as y esperamos seguir trabajando en este proyecto para la conciencia colectiva del feminismo y la ayuda que podamos ofrecer a personas que están sufriendo discriminación.

Las bases de nuestro blog son y serán:
El apoyo a un feminismo interseccional. Por el momento, sólo podemos presentar un feminismo desde el punto de vista blanco y occidental y sin perspectiva de ninguna religión, por lo que agradeceríamos otros puntos de vista.
El apoyo a todo tipo de orientación sexual. Las componentes tenemos un punto de vista no heteronormativo de las situaciones discriminatorias.
Nos declaramos transfeministas, por lo que abogamos por el apoyo a cualquier tipo de identidad de género. Por el momento, sólo podemos presentar un punto de vista cis sobre las situaciones diarias, por lo que agradeceríamos el punto de vista trans dentro del colectivo.
El apoyo a personas que sufren discriminación por neurodiversidad o diversas situaciones físicas. De la misma manera, aceptamos a personas que padezcan esta discriminación.

Y por supuesto, la autocrítica. Estamos en formación, como todas las personas, y agradecemos vuestras críticas sobre nuestro lenguaje, nuestras explicaciones o nuestra actitud y serán erradicadas desde el primer momento en que nos lo hagáis saber.

Muchas gracias por leernos.
Manada Morada

Thursday, September 4, 2014

"Te voy a violar, pedazo de guarra"


En ocasiones parece sorprendente hasta qué punto hemos llegado a tener voz y, por ende, cómo hemos llegado a molestar cada vez que hablamos o nos quejamos de aquello que hemos estado callando. Nos molesta el acoso callejero, sí, y es bastante incoherente que un hombre nos venga diciendo “no, porque…” Sí, molesta, da miedo, y no lo vais a entender nunca, pero es así. Punto. Si a mí me dice alguien que le molesta que le diga ciertas cosas, dejo de decírselas, al menos por respeto y educación. 

No hace falta ya que os digamos que es nuestra intimidad, que no queremos saber si os parecemos guapas o no si ni siquiera preguntamos… no, no hace falta, porque con un “nos molesta” ya debería valer.

Los datos registrados más recientes nos sitúan en 2008, cuando ocurrieron 7591 casos de abuso, acoso y agresión sexual. Sabiendo estas cifras, nosotras temblamos cada vez que oímos a alguien tratándonos de mero objeto criticable (para bien o para mal) cuando vamos por la calle. Quizá llegue a más o quizá no, no lo sabemos, pero el miedo llega igual a pesar de la incertidumbre.

Aquí os dejamos un vídeo donde se muestra cómo sería un mundo al revés: si los hombres fueran los acosados.




Esta es la historia de María, que ocurrió este mismo verano en Madrid.

María se encontraba a las nueve de la noche esperando con una amiga suya para celebrar un cumpleaños con sus amistades. Hacía mucho calor, así que María decidió vestirse con un pantalón corto y una camiseta de tirantes escotada: “lamentablemente, mucha gente pensará que lo que sucedió después fue causado por mi vestuario”.

Se encontraban en una zona cercana al centro atestada de gente y no era especialmente tarde. De pronto, se acercó un hombre ebrio que rondaría los 30 años y comenzó a acosarla con numerosas obscenidades.
“Yo, presa del pánico, intento contestar lo más tranquilamente posible para que se alejara de mí”. Ante esa situación, una amiga decidió hacerse pasar por su pareja y él, mostrando una repulsiva homofobia descarada, les propuso un trío.

María acabó cabreándose por la situación y comenzó a gritarle. Le dijo que aquello que él estaba haciendo era acoso sexual y que podría denunciarle (sobre todo siendo ella menor de edad). Él, aún sin alejarse, le espetó que qué haría ella si no se iba.


“A cada palabra, el miedo se apoderaba aún más de mí.
Él, sorprendido, se fue alejando.
«Te voy a violar, pedazo de guarra»
Jamás olvidaré su amenaza ni su semblante cuando me gritó aquello.
Yo le tildé de cabrón, machista y gilipollas, y él se esfumó.


No es la primera vez que me acosan ni que me asusto ni que me siguen. Compañeras, quiero mandaros fuerza y apoyo a la hora de lidiar con este tipo de elementos. No estáis solas”.


Tuesday, August 26, 2014

"Nunca le metieron en prisión. 'No podemos hacer nada', dijeron".

Si denuncias a un violador, sólo hay un 50,8% de probabilidad de arresto. Después de arrestarle, hay un 80% de posibilidades de llevar el caso a juicio. En el juicio, hay un 58% de probabilidad de una convicción por delito mayor. Si hay una convicción de delito mayor, hay un 69% de probabilidad que el convicto pase tiempo en la cárcel.
Aún en ese 28% de violaciones reportadas por la policía, hay sólo un 16,3% de probabilidad de que el agresor pase tiempo en la cárcel.
Tomando en consideración las violaciones que no son reportadas, como el 5%, uno de cada 20 violadores pasarán un día en la cárcel. 19 de cada 20 quedarán libres.
Estadísticas de probabilidad recopiladas por la NCPA de las estadísticas del Depratamento de Justicia de EU

Hola, me llamo Sara, tengo 15 años y me da miedo ir al campo yo sola”.

Sara adoraba el campo. Solía pasear tranquilamente mientras pensaba en los pequeños problemas de una niña de 12 años. Paseaba, respiraba aire fresco… disfrutaba como cualquiera de un momento de paz. Pero, desde hace tres años, lo único que siente es pánico al imaginarse sola en un lugar así.

La historia que nos cuenta Sara comienza un lunes a las 12 y media de la mañana unos días después de su duodécimo cumpleaños. Sara salió a pasear con su vecina de 10 años y la perra de ésta por el campo donde solía ir. Las tres estaban disfrutando de un momento de paz, jugando en un campo que adoraban, contentas como cualquier niña a su edad.


Sara se encontraba en la parte de arriba de una cuesta jugando con la perra mientras su amiga las esperaba abajo. De repente, vio a un hombre acercarse y ella, ajena a ese tipo de problemas y por tanto, ajena al miedo, se apartó para dejarlo pasar con toda tranquilidad. “No se me ocurrió que pudiera hacerme algo. Ni siquiera le presté atención”.

Se agachó para seguir acariciando a la perra cuando de repente notó que alguien se agachaba justo detrás de ella. El hombre que acababa de ver, le estaba tapando la boca mientras ella cada vez se sentía más confusa, incluso creyendo que se trataba de una broma. Su agresor, después de taparme fuerte la boca para asegurarse de que no podría gritar, le metió la otra mano dentro del pantalón.

Sara comenzó a golpearle con la correa en la cabeza hasta que su amiga llegó y empezó a darle patadas y tirarle del pelo para evitar la agresión hasta que él se levantó y la empujó. Sara se levantó con la correa en la mano pero él ya se iba corriendo. Sara, presa del pánico y llena de confusión por lo que acababa de ocurrir, sólo pudo abrazarse a la perra y comenzar a llorar.

Al llegar a casa, avisaron a la madre de Sara y fueron directas a la policía municipal. Tras contar la desgarradora historia, lo único que recibieron fue un “nosotros no podemos hacer nada”. Ellas no quisieron darse por vencidas, así que fueron inmediatamente a la guardia civil. Un coche de policía salió a buscar al hombre que acababan de describir ya que el policía que les atendió tenía una hija de su misma edad y no pudo evitar sentir empatía.

Duele pensar en esta parte de la historia que si el policía que las hubiera atendido no hubiera tenido capacidad de entender la rabia que sentían en aquel momento, lo hubieran tomado de otra forma. Duele que en ocasiones tengamos que aludir a las familiares de un hombre para que pueda llegar a entender alguno de nuestros temores.

Meses más tarde, volvieron a llamarlas para enseñarles fotos de violadores y ahí estaba su agresor.

Nos contaron que había intentado violar a otra muchacha, ésta más mayor, cerca de nuestra casa. 

Nunca le metieron en prisión. 

Sigue por ahí suelto, quién sabe si habrá hecho algo a alguien más”.


Sara lo superó como pudo, usando una grandísima fuerza para afrontar lo que le había ocurrido, aunque sigue teniendo miedo de ir al campo y además, nos cuenta: “a pesar del tiempo que ha pasado, sigo teniendo asco hacia las zonas de mi cuerpo que él tocó”. Su vecina corrió peor suerte, pues le costó muchísimo más superarlo y temblaba cada vez que tenía cerca un hombre. Para las personas ajenas a la lucha “no todos son violadores”, para ella, definitivamente, cualquiera podría haberlo sido, todos los hombres que se le acercaban eran potenciales violadores y ella no tenía por qué pararse a preguntarles, pues el miedo no pregunta.

No quiero que nada de esto vuelva a pasar. Ni a mí ni a ninguna otra. Tenemos derecho a poder ir a donde nos dé la gana sin miedo”.



Sara, desde MandaMorada queremos darte las gracias por ser tan valiente y estamos seguras de que esta guerra que libramos cada día pasará a la historia con grandes heroínas como tú que sufren este machismo tan aterrador diariamente en sus carnes. Enhorabuena por tu valentía y no dudes que estamos todas en esta lucha para que cosas así no sigan ocurriendo y seguro que tú sigues creciendo por fin, para poder hacer lo que realmente te gusta sin miedo a nada. Por último, un mensaje para todas aquellas que hayan vivido una situación así: ninguna de nosotras creerá que exageras, hermana, sabemos que lo exagerado es que ocurran cosas así. Aunque la sociedad se encargue de acallar tus gritos, nosotras escuchamos tus susurros, porque si tocan a una nos tocan a todas. Vuestra voz será escuchada por todas nosotras, en necesitofeminismo@gmail.com, porque vuestra voz es también la voz de todas. Gracias.

Sunday, August 24, 2014

"Nadie, ni siquiera yo sabía que me estaba maltratando"



La experiencia de violencia que sufrió Lucía comienza cuando ella tenía sólo 15 años.


Se enamoró de un chico un año menor que ella que acababa de llegar a su pueblo. Lo primero que cuenta al explicar su historia es el gran alivio que siente por haber durado con él tan sólo 9 meses: “podría haber sido peor”, nos cuenta.

Como observamos en todo tipo de relaciones en las que se sufre violencia machista: este chico se mostraba dulce y atento al principio. Como nos dice ella “los primeros cuatro meses lo tuve como a un príncipe azul” y fue durante esa etapa cuando perdió la virginidad con él.

Después de la primera etapa de la relación, él comienza a evidenciar comportamientos de maltrato que, por supuesto, para una Lucía tremendamente enamorada y atada a él, pasaban inadvertidos. Hoy en día, cuando Lucía recuerda su experiencia, no logra recordar los primeros cuatro meses ya que el resto de momentos fueron los que se le quedaron grabados en la memoria.

Los siguientes 5 meses de la relación fueron completamente diferentes: “se cabreaba con frecuencia por cualquier tontería conmigo y fuera lo que fuera, yo siempre tenía la culpa”.

La relación tuvo lugar con un chico de su instituto, por lo que ella lo acompañaba todos los recreos. Un día, decidió pasarlo con sus amigas y él se cabreó: “me recriminó que no quisiera pasar tiempo con él cuando en realidad quería aislarme de mis amigas” aunque ella, en aquel momento, no se diera cuenta. Él desfogó su enfado gritándola en medio del recreo, con todas las personas mirándolos pero ninguna interviniendo, “yo, como siempre que me gritaba, estaba con la cabeza agachada y con miedo”. Ésa fue la última vez que pasó el recreo en compañía de sus amigas.

Él le prohibió comer helado porque le parecía un acto de provocación para el resto de chicos que la vieran. Tampoco podía comer chucherías porque en el momento en que Lucía engordara, él no querría practicar sexo con ella y sin sexo se acabaría la relación.

Lucía, además, nos cuenta la relación que tenía el sexo en su experiencia de maltrato. Durante los primeros meses no era un tema que le molestara pero en cuanto comenzó a tener miedo y a sufrir constantes regañinas por parte de su pareja, dejó de atraerle la idea de mantener relaciones sexuales con él aunque nunca lo atribuyó al maltrato.


Puesto que él no cesaba en sus insistencias, ella acababa cediendo por miedo, sabía que si se negaba a practicar sexo con él, se cabrearía y ella volvería a pasarlo mal: “yo lo hacía aunque no quería, esperaba a que él se corriera y ya está; yo no me corría, lo único que deseaba era que acabase pronto”. Cuando tenía la regla, respiraba tranquila. Hasta que él comenzó a obligarla a practicar sexo oral en esas ocasiones. Durante la relación, él no quería usar condón y ella siempre vivió con miedo de quedarse embarazada, además de no querer obligarle a ponerse ya que se volvería a cabrear y ella evitaba a toda costa sus enfados. Cuando se enfadaba era agresivo, violento, la gritaba y le levantaba la voz aunque nunca la llegara a maltratar físicamente.


Lucía dejó de ser Lucía. Ya no salía con sus amigas: sólo salía con él o con quien él saliera. Dejó de escuchar la música que le gustaba y sólo escuchaba lo que él, ya que le repetía una y otra vez que lo que ella escuchaba era una mierda. “Con 15 años mi personalidad se estaba formando y él la quería amoldar a su gusto”. Lucía se convirtió en una persona apagada y triste.

Ella nunca relacionó todos estos hechos con maltrato pero sí notaba que algo iba mal así que decidió contarle su preocupación por medio de una carta (así, evitaba tener que decírselo a la cara y pasar miedo) y pretender mejorar la relación. Él la rompió, le gritó y volvió a cabrearse.

La metodología que usaba para manipular a Lucía era dura pero imperceptible: se cabreaba y a la hora la llamaba diciéndole que si ella le pedía perdón y le prometía no volver a hacer aquello que le había molestado, él volvería con ella. Las razones para sus cabreos eran absurdas: en una ocasión se cabreó porque pensaba que Lucía era demasiado cotilla; otra, porque estando juntos ella dijo que se aburría. “Ese día no pude aguantar más y estallé: lloré delante de él como si tuviera el alma desgarrada. Y así era”.

Nadie a su alrededor sabía lo que estaba pasando; a sus compañeras de clase les decía llorando que él le estaba destrozando la vida y ellas la llamaban exagerada. “Ni mis amigas, ni mi hermana, ni mis padres. Ni siquiera yo sabía que me estaba maltratando, yo sólo sabía que lo estaba pasando muy mal”.

Ella decidió que no podía más y comenzó a decirle cosas que sabía que le molestarían. Le dijo que quería irse de viaje y él respondió que buscaba escusas para no estar con él y que, si se iba, podría conocer a otros chicos que querrían algo con ella. Se cabreó y volvió a ocurrir lo mismo de siempre, sólo que esta vez ella no quiso pedirle perdón. Él fue a su casa, se puso de rodillas e intentó hacerle chantaje emocional y ella se negó rotundamente. Lo último que le dijo fue “te odio”.

Al principio le resultó duro pero comenzó a sentirse bien cuando se dio cuenta de lo que le había ocurrido realmente y que, por fin, pudo escapar de eso. Ella comenzó contándolo a su hermana y a su mejor amiga: “necesitaba que todo el mundo supiera como era él realmente, porque no aparentaba ser así, él era muy tranquilo y amigo de sus amigos”.

Unos meses después llegó el día contra la violencia de género, 25 de noviembre, y el instituto donde ambos estudiaban decidió que alguien hiciera un mural de una mujer junto con una frase contra el maltrato: ese alguien era su expareja. Cuando llegó a su casa, le contó a su madre que el chico que la había maltratado había hecho un mural contra el maltrato.


Cuando Lucía superó la violencia de género que sufrió, otra chica se enamoró de su ex. Ella era nueva en el pueblo, tenía 14 años y en el lugar de donde venía había tenido muchos problemas para hacer amistades: “para él era perfecta; totalmente manejable y más pequeña que él, puesto que él ya tenía 16”.

Lucía la intentó avisar para que no sufriera lo mismo que ella había sufrido: aunque ella, enamorada como estaba, no la creyó. Al año, esta nueva chica habló con Lucía para darle la razón: “me dijo que se acordaba de lo que le conté cada vez que la gritaba o la empujaba”. A los dos meses de esta confesión, la nueva víctima de la violencia que ejercía este agresor, quedó embarazada. Ella, todavía enamorada y reacia a la idea de admitir que su pareja era un maltratador, quiso tenerlo.


Me gustaría añadir aquí que, ante la nueva reforma de aborto, aunque la víctima de violencia de género asuma el maltrato y admita a su agresor, hay posibilidades de que no pueda abortar y tenga que pasarse toda una vida viéndose con un agresor al que múltiples asociaciones defienden bajo el lema de “no hables mal de tu ex a tus hijos/as, ellos/as no tienen por qué perder a un padre por vuestros problemas”.

Lucía termina de contarnos su historia dando fuerza al resto de mujeres que estén sufriendo o hayan sufrido una experiencia similar:

“A día de hoy ellos no están juntos pero tienen una hija, y las dos estarán atadas de una forma u otra para siempre a un maltratador. Me sentí culpable por lo que le pasó a ella, por no haber insistido más, pero hoy sé que no es mi culpa, que la única persona culpable es él.

Más adelante, al ver el “No solo duelen los golpes” de Pamela Palenciano me di cuenta que mi novio también me había violado. Me di cuenta tres años después de lo ocurrido.

Nunca me creyó nadie, ni sus amigos, ni mis amigas, ni su familia lo sabe. Él sigue diciendo que yo estoy loca, que soy una exagerada y que me invento las cosas.

La mayoría de gente cree que este tipo de relaciones se dan muy poco, que son excepciones, y no es así. Conozco a 5 personas que han pasado por una relación así, unas con violencia física y otras con psicológica; y una de esas personas es un chico gay*.

Yo estaba sola, pero ya no lo estoy, y quiero decir a cualquier persona que esté pasando por esto o que haya pasado por esto: no estás sola, nos tienes a nosotras”.

*Es peligroso que en las relaciones homosexuales se sigan los roles de género que nos impone la sociedad y una de las dos personas adquiera el rol de “hombre” (dominante, duro, valiente) y otra, el de la “mujer” (sumiso, complaciente, dulce). Acostumbradas como estamos todas las personas a ver en la televisión relaciones heterosexuales, es difícil deshacerse de aquello que vemos y no aceptar los roles impuestos por la sociedad para imitar un amor tan peligroso como asesino.



Desde ManadaMorada queremos agradecer a Lucía la valentía que demuestra al contar su historia y por haber sobrevivido a una situación tan horrible de maltrato. Además, instar a las personas que estén pasando por una situación similar que se pongan en contacto con nosotras, a partir de nuestro mail (necesitofeminismo@gmail.com) o nuestro Twitter (@ManadaMorada): escucharemos y ayudaremos en todo lo que nos sea posible. Queremos enviar un mensaje a todas las que estén pasando por este sufrimiento: puedes salir de eso, no tienes por qué enamorarte por mucho que nos insistan en que lo hagamos y, en el caso de que lo hagas, no tiene por qué ser así. El amor no son celos, no son posesión, el amor nunca te va a prohibir ni te va a obligar: el amor no te dará libertad, pero respetará la que tú misma te das. Como bien dice Lucía y repetimos nosotras siempre que podemos: no estás sola, nos tienes a todas de tu lado.