No hace
falta ya que os digamos que es nuestra intimidad, que no queremos saber si os
parecemos guapas o no si ni siquiera preguntamos… no, no hace falta, porque con
un “nos molesta” ya debería valer.
Los datos
registrados más recientes nos sitúan en 2008, cuando ocurrieron 7591 casos de abuso, acoso y
agresión sexual. Sabiendo estas cifras, nosotras temblamos cada vez que
oímos a alguien tratándonos de mero objeto criticable (para bien o para mal)
cuando vamos por la calle. Quizá llegue a más o quizá no, no lo sabemos, pero
el miedo llega igual a pesar de la incertidumbre.
Aquí os
dejamos un vídeo donde se muestra cómo sería un mundo al revés: si los hombres
fueran los acosados.
Esta es la
historia de María, que
ocurrió este mismo verano en Madrid.
María se
encontraba a las nueve de la noche esperando con una amiga suya para celebrar
un cumpleaños con sus amistades. Hacía mucho calor, así que María decidió
vestirse con un pantalón corto y una camiseta de tirantes escotada: “lamentablemente,
mucha gente pensará que lo que sucedió después fue causado por mi vestuario”.
Se
encontraban en una zona cercana al centro atestada de gente y no era
especialmente tarde. De pronto, se acercó un hombre ebrio que rondaría los 30
años y comenzó a acosarla con numerosas obscenidades.
“Yo, presa
del pánico, intento contestar lo más tranquilamente posible para que se alejara
de mí”. Ante esa situación, una amiga decidió hacerse pasar por su pareja y él, mostrando una repulsiva
homofobia descarada, les propuso un trío.
María acabó
cabreándose por la situación y comenzó a gritarle. Le dijo que aquello que él
estaba haciendo era acoso sexual y que podría denunciarle (sobre todo siendo
ella menor de edad). Él, aún sin alejarse, le
espetó que qué haría ella si no se iba.
“A cada
palabra, el miedo se apoderaba aún más de mí.
Él,
sorprendido, se fue alejando.
«Te voy a
violar, pedazo de guarra»
Jamás
olvidaré su amenaza ni su semblante cuando me gritó aquello.
Yo le tildé
de cabrón, machista y gilipollas, y él se esfumó.
No es la
primera vez que me acosan ni que me asusto ni que me siguen. Compañeras, quiero
mandaros fuerza y apoyo a la hora de lidiar con este tipo de elementos. No
estáis solas”.
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