Entonces pasas por delante de un grupo de chicos que charlan sentados en un portal. Ellos se quedan callados cuando te acercas, te observan y en sus miradas penetrantes percibes algo de peligro. Escuchas decir “¿A dónde vas tan sola, guapa?” Caminas más rápido y con algo de inquietud, y junto a tus pasos escuchas ahora otros. Hay risas y comentarios obscenos sobre tu cuerpo. “Párate, ya verás que bien lo pasamos”. Estás muy nerviosa, te tropiezas con algunas personas en tu camino, pero parece ser que nadie percibe tu intranquilidad.
Eres una presa que huye indefensa de una manada de lobos que quieren divertirse contigo. Uno de ellos se acerca a ti y te agarra por el hombro. Te detiene en seco. Ellos te rodean y tú miras al suelo. “¿Cómo te llamas preciosa?”, pregunta uno. “¿No me quieres contestar? Déjame ver si tienes lengua…” Y se ríen.
Tragas saliva. La rabia que estabas reprimiendo en tu estómago está desatándose ferozmente. Alzas la mirada con ira, te hierve la sangre. “NI SE TE OCURRA TOCARME”, gritas. Ellos se sorprenden por un momento, pero vuelven a emitir sonoras carcajadas. Uno acerca su mano a tu pelo, pidiendo que te calmes. Tú respondes con un acertado rodillazo en sus genitales. El miedo se ha convertido en una fuerza descomunal. Sin tiempo a que puedan reaccionar, le propinas un puñetazo a otro en su mandíbula y un empujón al tercero. “NO SOY VUESTRO JUGUETE”, te oyes gritar de nuevo, casi sin reconocerte.
Otra mujer que también se dirigía a su casa contempla la escena desde la otra acera y cruza apresuradamente con la intención de apoyarte. Una vecina ha salido de su casa en camisón y bien armada con una raqueta de tenis, al grito de “¡LÁRGENSE DE AQUÍ, ACOSADORES!”. Ahora los lobos ya no muestran una actitud tan chulesca y agresiva, y dudando un poco, huyen con paso rápido, quejándose de sus heridas.
ALGÚN DÍA LO PENSARÉIS ANTES DE ACOSARNOS, INSULTARNOS, AGREDIRNOS Y/O VIOLARNOS. NO SOMOS PRESAS, SOMOS LOBAS FURIOSAS. Y ESTAMOS DISPUESTAS A MORDER A QUIENES PRETENDAN CAZARNOS.
Esta historia está dirigida a todas las víctimas, las que siguen vivas y las que fueron asesinadas, del acoso callejero y de la violencia machista. ¡SOMOS MANADA!
Dani Curbelo @Danmarcur
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